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14.7.10

Robert Dahl - ¿Qué es la democracia?

¿Qué es la democracia?

Hay algunos fines que podemos alcanzar cooperando con otros que comparten fines similares. Para alcanzar determinados objetivos comunes, algunos cientos de personas acuerdan constituir una asociación. Una de las razones por la que constituimos una asociación es para deliberar y discutir y decidir después sobre políticas. Pero todos estamos cualificados por igual para participar en la discusión de las cuestiones y decidir. Nuestra constitución debería garantizarnos a todos nosotros el derecho a participar en las decisiones de la asociación. Distintas asociaciones y organizaciones que se califican a sí mismas como “democráticas” han adoptado muchas constituciones distintas. Por desgracia, el término democracia se usa en un número sorprendentemente amplio de sentidos. Una constitución democrática debe ajustarse a un principio elemental: que todos los miembros deben ser tratados como si estuvieran igualmente cualificados para participar en el proceso de toma de decisiones sobre las políticas que vaya a seguir la asociación. Todos los miembros deben de considerarse como políticamente iguales.

Criterios de un gobierno democrático

Hay cinco criterios necesarios para cumplir la exigencia de que los miembros de una asociación tengan el mismo derecho a participar. La participación efectiva garantiza que todos los miembros deban tener oportunidades iguales y efectivas para hacer que sus puntos de vista sean conocidos por los otros miembros. La igualdad de voto exige que todo miembro debe tener una igual oportunidad de votar, y todos los votos deben contarse como iguales. La compresión ilustrada establece que todo miembro debe tener oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las políticas alternativas relevantes y sus consecuencias posibles. El control de agenda supone que los miembros deben tener la oportunidad exclusiva de decidir cómo y qué asuntos deben ser incorporados en la agenda. La inclusión de los adultos establece que la mayoría de los adultos que son residentes permanentes deben tener los plenos derechos de ciudadanía que están implícitos en los cuatro criterios anteriores.

¿Por qué estos criterios?

Desde el momento en que se incumple cualquiera de estos requisitos, los miembros no serán iguales políticamente. Si a algunos miembros se les dan mayores oportunidades que a otros para expresar sus puntos de vista, sus políticas tendrán mayores posibilidades de prevalecer. Lo mismo ocurriría si se le atribuyera distinto peso a los votos. Siempre que tengan adecuadas oportunidades de instruirse sobre las cuestiones relativas a la asociación por medio de la indagación, todos los miembros estarán igualmente cualificados. Al controlar la agenda, el grupo que la controla puede estar bastante seguro de que la asociación no actuará nunca en contra de sus intereses. Hemos descubierto los criterios que deben cumplirse por una asociación si ha de gobernarse por un proceso democrático.

Algunas cuestiones cruciales

¿Podemos aplicar nuestros criterios al gobierno de un Estado? Las instituciones políticas que generalmente pensamos como características de la democracia fueron desarrolladas fundamentalmente para democratizar el gobierno de los Estados. ¿Puede una asociación real llegar a ser plenamente democrática? Probablemente no. Los criterios nos ofrecen una medida a partir de la cual podemos evaluar las actuaciones de asociaciones reales que se pretenden democráticas. Cuando tratemos de aplicar varios criterios, probablemente descubriremos que a veces unos entran en conflicto con otros, y habremos de saber enjuiciar transacciones alternativas sobre valores en conflicto. ¿Por qué deberíamos creer que la democracia es deseable, particularmente en el gobierno de una asociación tan importante como el Estado?

¿Por qué la democracia?

¿Hay alguna forma mejor de gobernar al Estado? ¿Sería mejor un sistema de gobierno no democrático? A lo largo de este capítulo utilizaré el término democracia de modo impreciso para referirme a gobiernos reales, no ideales. Hasta el siglo XX la mayor parte del mundo proclamaba la superioridad de los sistemas no democráticos, invocando la antigua pretensión de que la mayoría de las personas simplemente no son competentes para participar en el gobierno del Estado. La mayoría de la gente nunca consintió en ser gobernada por quienes se pretendían sus superiores; fue forzada a serlo. En comparación con cualquier alternativa factible, la democracia posee al menos diez ventajas.

1- La democracia ayuda a evitar el gobierno de autócratas crueles y depravados

Los líderes guiados por el interés propio, ideologías y el nacionalismo han explotado las excepcionales capacidades del Estado para la coerción y la violencia con el objetivo de ponerlas al servicio de sus propios fines. La cuestión no es si un gobierno puede diseñar todas sus leyes de forma que ninguna de ellas lesione los intereses de algún ciudadano. Ningún gobierno puede estar a la altura de la pretensión. La cuestión es si un proceso democrático tenderá a producir menos daño a los derechos e intereses de sus ciudadanos que cualquier otra alternativa no democrática. Con todo, hay otras razones para creer que las democracias tienden a ser más justas y respetuosas de los intereses humanos básicos que las no democracias.

2- La democracia garantiza a sus ciudadanos una cantidad de derechos fundamentales que los gobiernos no democráticos no garantizan ni pueden garantizar

La democracia es intrínsecamente un sistema de derechos. Por definición, ningún sistema no democrático otorga a sus ciudadanos el mismo elenco de derechos políticos. Los derechos deben hacerse verdaderamente efectivos y estar efectivamente a disposición de los ciudadanos en la práctica. Si no lo están, entonces el sistema político no es democrático. Las instituciones que otorgan y protegen los derechos y oportunidades democráticos básicos son necesarias para la democracia. Esta es una condición empíricamente necesaria para que exista la democracia. Si muchos ciudadanos dejan de apoyar a las instituciones políticas que protegen esos derechos, la democracia está en peligro.

3- La democracia asegura a sus ciudadanos un mayor ámbito de libertad personal que cualquier alternativa factible a la misma

Además de todos los derechos, los ciudadanos de una democracia tienen la seguridad de gozar de una colección de libertades aún más extensa. Una cultura democrática con casi total seguridad subrayará el valor de la libertad personal, y así dotará de apoyo a derechos y libertades adicionales. Se podría desafiar por quien creyera que todos alcanzaríamos una mayor libertad si el Estado fuera abolido en su totalidad: la audaz pretensión de los anarquistas. La coerción sobre algunas personas por parte de otras personas sería demasiado probable. Si rechazamos el anarquismo y suponemos la necesidad del Estado, un Estado con un gobierno democrático asegurará entonces un mayor grado de libertad que cualquier otro.

4- La democracia ayuda a las personas a proteger sus propios intereses fundamentales

La mayoría de las personas desean ejercitar algún control sobre los factores que condicionan la satisfacción de sus deseos. La democracia protege esta libertad y oportunidad mejor que ningún otro sistema político alternativo que haya sido diseñado jamás. Podrán proteger sus derechos e intereses frente a los abusos del gobierno, y de aquellos que influyen y controlan el gobierno, únicamente si pueden participar plenamente en la determinación de la conducta del gobierno. No puede exigirse menos que la admisión de todos a una parte en el poder soberano del Estado. Si está excluido, puede estar perfectamente seguro de que sus intereses serán seriamente vulnerados por negligencia o por daño directo.

5- Sólo un gobierno democrático puede proporcionar una oportunidad máxima para que las personas ejerciten la libertad de autodeterminarse -que vivan bajo leyes de su propia elección

Vivir en asociación con otros tiene un precio: no siempre se puede hacer lo que se desea. Si uno simplemente no puede imponer sus deseos por la fuerza, deberá encontrar entonces una manera de resolver sus diferencias pacíficamente, quizás mediante acuerdos. Podemos intentar la creación de un proceso para acceder a decisiones sobre reglas y leyes que pudieran satisfacer ciertos criterios razonables.

El proceso aseguraría que, antes de que la ley fuera promulgada, todos los ciudadanos tuviéramos una oportunidad de que nuestros puntos de vista fueran conocidos. Se nos garantizarían oportunidades para la discusión. Se promulgará aquella ley que cuente con el mayor número de apoyos.

Aunque este proceso no puede garantizar que todos los miembros vayan a vivir estrictamente bajo leyes que sean el producto de su propia elección, sí sirve para expandir la autodeterminación hasta sus máximos límites posibles.

6- Solamente un gobierno democrático puede proporcionar una oportunidad máxima para ejercitar la responsabilidad moral

Esto significa que se adoptan los principios morales y sólo se toman decisiones en función de estos principios después de haber entrado en un profundo proceso de reflexión y consideración de las posibles alternativas y sus consecuencias. Ser moralmente responsable equivale a ser autónomo en el ámbito de las elecciones moralmente relevantes.

7- La democracia promueve el desarrollo humano más plenamente que cualquier alternativa factible

Prácticamente todo el mundo tiene una visión de las cualidades humanas que son adecuadas e inadecuadas. Entre las cualidades deseables que la mayoría de nosotros desearía promover están la honestidad, la equidad, el valor y el amor. Sólo los sistemas políticos democráticos proporcionan las condiciones bajo las que pueden desarrollarse plenamente las condiciones que he mencionado.

8- Sólo un gobierno democrático puede fomentar un grado relativamente alto de igualdad política

Un gobierno democrático puede conseguir la igualdad política entre ciudadanos en una medida muy superior que cualquier alternativa factible. Los sistemas representativos modernos con sufragio universal para los adultos parecen tener dos ventajas adicionales que no puede ser necesariamente reivindicadas por las democracias y repúblicas de otros tiempos.

9- Las democracias representativas no se hacen la guerra entre sí

Países con gobiernos representativos y otras instituciones democráticas, en los que una parte sustancial de la población masculina gozaba del derecho de sufragio, no se hicieron guerra entre sí. Las democracias representativas modernas no se hacen la guerra entre sí. Están inclinadas a ver a las personas de otros países democráticos como menos amenazadoras, más dignas de confianza. Así, un mundo más democrático promete ser también un mundo más pacífico.

10- Los países con gobiernos democráticos tienden a ser más prósperos que los países con gobiernos no democráticos

Las democracias eran prósperas, y en comparación, los países no democráticos eran generalmente pobres. Dado que todos los países democráticos modernos tienen economías de mercado, y un país con una economía de mercado tiende a prosperar, un país democrático moderno probablemente sea también un país rico. Los países democráticos promueven la educación de sus pueblos, y una fuerza de trabajo instruida contribuye a la innovación y al crecimiento económico. Las economías modernas dependen de la comunicación, y en los países democráticos las barraras a la comunicación son mucho menores. Al crear desigualdades, la economía de mercado puede disminuir también las posibilidades de alcanzar una igualdad política plena entre los ciudadanos de un país democrático.

Las ventajas de la democracia: resumen

La democracia no puede garantizar que sus ciudadanos serán felices, prósperos, saludables o justos. En la práctica, la democracia nunca ha llegado a alcanzar sus ideales. A pesar de sus imperfecciones, nunca podemos perder de vista lo que hace a la democracia más deseable que cualquier alternativa factible. Gozando de todas esas ventajas, la democracia constituye para la mayoría de nosotros una apuesta mucho mejor que cualquier alternativa equiparable a la misma.

¿Por qué el capitalismo de mercado favorece a la democracia?

1- La democracia poliárquica sólo ha sobrevivido en países con predominio de una economía de mercado capitalista; y nunca ha sobrevivido en un país con economía que no fuera de mercado

2- Esta estricta relación existe porque ciertos rasgos básicos del capitalismo de merado lo hacen favorable para las instituciones democráticas. A la inversa, algunos de los rasgos básicos de una economía que no es de mercado la hacen perjudicial a efectos democráticos

Las entidades económicas en una economía de mercado capitalista son propiedad de individuos o empresas y no del Estado. Puede dejarse guiar exclusivamente por los incentivos del interés propio. Los mercados sirven para controlar y coordinar las decisiones de las entidades económicas. Es un sistema que produce bienes y servicios de forma mucho más eficiente y con regularidad y orden. El capitalismo ha conducido al crecimiento económico; y el crecimiento económico es favorable a la democracia y ayuda a reducir los conflictos sociales y políticos. El crecimiento también proporciona un excedente de recursos para apoyar la educación y así estimular una ciudadanía educada y culta. Crea una clase media que por lo general pregonan por las instituciones e ideas democráticas. También ayuda al descentralizar muchas decisiones económicas.

Pero en una sociedad más compleja, para evitar el caos económico, es necesario un sustitutivo de la coordinación y control aportados por el mercado. El sustitutivo factible es el gobierno del Estado. Se convierte en tarea del Estado la asignación de todos los recursos escasos. Para ello, el gobierno necesita un plan central detallado y comprensivo. No son las ineficiencias de una economía planificada lo mas lesivo para la democracia. Son las consecuencias sociales y políticas de dicha economía. Los líderes políticos habría de tener poderes sobrehumanos de autorrestricción para resistir la tentación de usar el poder que se les otorga en beneficio propio. Las economías de planificación central se han asociado siempre con los regímenes autoritarios.

Algunas salvedades

El crecimiento económico no es exclusivo de los países democráticos, ni el estancamiento económico es exclusivo de las naciones no democráticas. Los líderes autoritarios, cuyas políticas contribuyeron a estimular el desarrollo de una floreciente economía plantaron sin saberlo la semilla de su propia destrucción. Así como el capitalismo de mercado y el crecimiento económico favorecen a la democracia, pueden ser bastante menos propicios para los regímenes no democráticos. Cualquiera sea su actividad dominante, una economía descentralizada que contribuye a crear una nación de ciudadanos independientes es altamente favorable para el desarrollo y mantenimiento de las instituciones democráticas. La planificación ocurre generalmente en los gobiernos de tiempo de guerra. Su objetivo es asegurar que las necesidades militares y la provisión de bienes y servicios básicos sean satisfechos. El sistema es desmantelado una vez restablecida la paz. Las economías de dirección central sólo han existido en países cuyos líderes eran antidemocráticos.

¿Por qué el capitalismo de mercado daña a la democracia?

3- La democracia y el capitalismo de mercado están encerrados en un conflicto permanente en el que se modifican y limitan mutuamente

El capitalismo de mercado benefició a algunos, pero también perjudicó a otros. El sistema político dotó de oportunidades para que pudiera expresarse eficazmente la oposición al capitalismo de mercado no regulado. Algunos oponentes propusieron una regulación del capitalismo de mercado, pero otros abogaron por abolirlo. El capitalismo de mercado sin intervención y regulación estatal fue imposible en un país democrático por dos razones. Las instituciones básicas del mismo capitalismo de mercado exigen una extensa regulación e intervención estatal ya que una economía de mercado no puede llegar a ser completamente autorregulada. Sin la intervención y regulación estatal, una economía de esta índole produce serios daños a determinadas personas. Los actores económicos movidos por el interés propio tienen pocos incentivos para tener en cuenta el bienestar de otros. El candidato más fácilmente accesible para intervenir en una economía de mercado con el fin de alterar el resultado inevitablemente dañino es el gobierno del Estado. El fin de la intervención estatal es la de disminuir los efectos perjudiciales de la economía.

4- Dado que el capitalismo de mercado inevitablemente genera desigualdad, limita el potencial democrático al crear desigualdades en la distribución de los recursos políticos

Recursos políticos incluye todo a lo que tenga acceso una persona o grupo y de lo que puedan valerse para influenciar directa o indirectamente la conducta de otras personas. Debido a la desigualdad en recursos sociales, algunos ciudadanos obtienen una influencia mayor que otros sobre las decisiones del gobierno. Los ciudadanos no son iguales políticamente y la fundamentación moral de la democracia se ve vulnerada.

5- El capitalismo de mercado en gran medida favorece el desarrollo de la democracia hasta el nivel de la democracia poliárquica. Pero es desfavorable para el desarrollo de la democracia más allá del nivel de la poliarquía

El capitalismo de mercado es un poderoso disolvente de los regímenes autoritarios. Cuando los gobiernos autoritarios en países menos modernizados se disponen a desarrollar una dinámica economía de mercado, probablemente se dirijan hacia su propia destrucción. Pero la desigualdad en los recursos que estimula el capitalismo produce serias desigualdades políticas entre los ciudadanos. La relación entre el sistema político democrático de un país y su sistema económico no democrático ha supuesto un formidable y persistente desafío para los fines y prácticas democráticas.

O'Donnell - Disonancias

Teoría democrática y política comparada

1.1 Una nota personal

Basado en las grandes esperanzas que suscitó la terminación de varios tipos de dominación autoritaria, emprendí el estudio de los nuevos regímenes que habían surgido. Al comienzo de estas actividades partí de dos premisas. La primera es que existe un corpus suficientemente claro y consistente de teoría democrática. La segunda es que este corpus solo exige modificaciones menores para ser utilizado como herramienta en el estudio de las nuevas democracias. El problema es que me persuadí de que ambas premisas son erróneas, lo que me privó de la lente con la que podía dedicarme al estudio de las nuevas democracias.

Una teoría adecuada de la democracia debe especificar las condiciones históricas de surgimiento de los distintos tipos de casos. La teoría democrática debe abordar complicadas cuestiones de filosofía política y de teoría moral. Una teoría de la democracia debe incluir diversos aspectos de teoría del derecho.

1.2 Introducción

Calificar un caso como “democrático” tiene consecuencias morales en la medida que en la mayor parte del mundo hay consenso en cuanto a que la democracia es la forma de gobierno preferible. Hay gran confusión y discrepancias sobre la definición de democracia. Un motivo de confusión es que la teoría democrática no es el ancla conceptual que se presume. Argumento que las actuales teorías de la democracia necesitan ser revisadas desde un punto de vista analítico, histórico-conceptual y jurídico.

1.3 La nota al pie de Schumpeter

Schumpeter ofrece su célebre definición del método democrático: el arreglo institucional para arribar a decisiones mediante el cual los individuos adquieren el poder de decisión mediante la lucha competitiva por sus votos. El tipo de competencia por el liderazgo de la democracia es una libre, es en procura de votos libres. Schumpeter no excluye otras formas menos competitivas de asegurarse el liderazgo para no quedar con un ideal totalmente carente de realismo.

Para que haya un método democrático deben existir ciertas libertades vigentes para todos. La función primordial del electorado es la de generan un gobierno y la de poder derribarlo. Schumpeter enumera ciertas condiciones para el éxito del método democrático. No hay duda de que Schumpeter tiene una concepción elitista de la democracia ya que, según él, una vez que han elegido a alguien, la acción política ya no es cosa del electorado sino de este último”.

Según Przeworski, la democracia es un sistema en el que hay competencia regulada. Un régimen sólo es democrático si se le permite a la oposición competir, ganar y asumir cargos. Giovanni Sartori centra su atención no tanto en las elecciones como en “un sistema de gobierno mayoritario limitado por los derechos de las minorías”. Las definiciones anteriores se centran en ciertas condiciones enunciadas como libertades o garantías necesarias para la existencia de elecciones limpias. Todas coinciden en incluir estos dos elementos. Hay otras definiciones que pretenden ser realistas pero no califican como tales porque enuncian características que no se encuentran en ninguna democracia existente.

1.4 Elecciones limpias

Llamo elecciones limpias a las que son competitivas, libres, igualitarias, decisivas e incluyentes, y en las que pueden votar los que gozan de ciudadanía política. Según Przeworski, esto significa que los gobernantes pueden perderlas y deben acatar el resultado.

Primera digresión comparativa

Se presume una vez realizadas las elecciones y declarados los ganadores, éstos ocuparan sus cargos y gobiernan con la autoridad y durante el período que prescribe la constitución. Pero no siempre sucede así. En muchos casos, las elecciones no son decisivas.

1.5 Los componentes de un régimen democrático, o poliarquía o democracia política

Ninguna de las definiciones realistas aclara si las condiciones que proponen son necesarias o suficientes o si simplemente aumentan la probabilidad de que haya elecciones limpias. Las elecciones a las que se refieren estas definiciones son institucionalizadas. Cuando es así, ellas son un central componente del régimen, ya que son el único medio de acceso a los principales puestos de gobierno.

1.6 Una primera mirada a las libertades políticas

Deben existir ciertas libertades o garantías concomitantes a las elecciones que continúen vigentes entre una y otra elección. El efecto combinado de las libertades no garantiza plenamente que las elecciones sean limpias, pero genera buenas probabilidades. Las libertades “políticas” son resultado de una evaluación empírica acerca del impacto de diversas libertades en la probabilidad de que las elecciones sean limpias. Éste es uno de los motivos de que no exista acuerdo general acerca de cuáles serían esas libertades “políticas”. Uno de los problemas es el límite en cada una de estas libertades. La libertad de asociación no incluye, por ejemplo, crear organizaciones con fines terroristas.

Es intuitivamente evidente que la ausencia de algunas de estas libertades (expresión, asociación o movimiento) suprime la posibilidad de que haya elecciones limpias. El acceso a esas libertades genera la posibilidad de utilizarlas como bases de protección y potenciación para el logro de la ampliación de otras libertades. Confío en haber dejado en claro que un régimen democrático es extremadamente importante por sí mismo. Dicho régimen puede rotularse simplemente una democracia.

1.7 Una apuesta institucionalizada

Cada votante tiene además el derecho de ser elegido en posiciones gubernamentales. Lo importante del derecho al sufragio y a ocupar cargos electivos es que define un agente. Esta asignación es universalista: esos derechos corresponden a todos los adultos. El sistema legal de la democracia concibe a todos los individuos como igualmente capaces de ejercitar esos derechos y hacerse cargo de las obligaciones correspondientes. Vista desde este ángulo, la democracia es el resultado de una apuesta institucionalizada. El sistema legal asigna a cada individuo ciertos derechos y obligaciones. Los individuos no los eligen. La democracia política es el único régimen resultante de una apuesta institucionalizada, universalista e incluyente.

Podemos llegar a dos conclusiones. La primera, referente a la ciudadanía política, consiste en la asignación legal y el disfrute de los derechos y libertades que antes mencioné. La otra, referente al estado, tiene dos sentidos. Uno es el del estado como entidad territorial que encuadra a los titulares de los derechos y obligaciones. El segundo sentido es el del estado como un sistema legal que promulga y respalda la asignación universalista e incluyente de esos derechos y obligaciones.

1.8 Agencia y derechos

La adopción de la apuesta democrática que concede derechos políticos universalistas es reciente. Sus orígenes nos remontan a la violenta resistencia de sectores privilegiados que se oponían a la extensión de los derechos políticos de otros. Típicamente, el argumento se basaba en que esos sectores carecían de autonomía y de responsabilidad.

Un agente es alguien dotado de razón práctica, o sea que cuenta con suficiente capacidad intelectual y motivacional para tomar decisiones que son razonables en función de su situación y sus metas. Esta capacidad hace del sujeto un agente moral, considerándolo responsable de sus opciones y de las consecuencias directas de las mismas.

1.9 La construcción legal y prepolítica de la agencia

La presunción de agencia es otro hecho institucionalizado. Es un concepto promulgado y sustentado por el sistema legal. Ésta presunción constituye a cada individuo como un sujeto jurídico, un portador de derechos subjetivos. La ley se refiere a las únicas entidades verdaderamente existentes, los individuos. El objeto y la finalidad de la ley es el individuo. Si eventualmente se obtiene como resultado un buen orden social, esto es un producto colateral.

El proceso de construcción jurídica de la agencia individual no fue ni lineal ni pacífico. Se desplegó con otro proceso: el surgimiento y desarrollo del capitalismo. El trabajador de las relaciones capitalistas es un precoz sujeto jurídico, portador de escasos derechos. Los estados y el capitalismo generaron mercados territorialmente delimitados, con lo que también así contribuyeron a generar una densa trama de derechos subjetivos. No eran éstos los derechos políticos de la apuesta democrática. Eran derechos civiles, correspondientes a actividades sociales y económicas “privadas”. Fue en su carácter de defensores de ésta clase de derechos que los liberales lograron la aprobación de constituciones que institucionalizaron por primera vez la apuesta democrática. La democracia política contemporánea acepta la apuesta incluyente y sus implicaciones mayoritarias pero, mediante sus resguardos liberales, amortigua sus riesgos.

Segunda digresión comparativa

Aunque en muchas nuevas democracias políticas se llevan a cabo elecciones limpias y tanto las elecciones como la apuesta universalista están institucionalizadas, en ellas existe escasa efectividad de los derechos civiles. En no pocos países, cuando se adoptó la apuesta incluyente aún no se habían implantado muchas salvaguardias liberales. Los privilegiados vieron en la extensión de la apuesta una seria amenaza, con lo que a menudo desencadenaron una dinámica de represión.

1.10 La ciudadanía política y sus correlatos

La ciudadanía política es una condición legalmente definida. La ciudadanía política es pública. Significa que es el resultado de leyes que deben cumplir exigencias cuidadosamente explicitadas en cuanto a su publicidad y que los derechos y obligaciones que se asignan a cada individuo implican un sistema de reconocimiento mutuo de todos los individuos.

Otra de las cuestiones planteadas por la idea de agencia se refiere a las opciones disponibles para cada individuo. Surge entonces una serie de criterios legislativos y de jurisprudencias para que los agentes se relacionen entre sí como tales, sin que haya desigualdad. La cuestión de la agencia con respecto a las opciones se ramifica con el surgimiento y desarrollo de la legislación social.

Tercera digresión comparativa

Muchos países importaron sistemas legales fundados en concepciones universalistas de la agencia individual y sus consecuentes derechos subjetivos. Es probable que el funcionamiento de estos regímenes sea significativamente diferente que en los países originarios.

1.11 ¿Libertades “políticas”?

Es difícil imaginar que las libertades de expresión y asociación puedan estar vigentes en el ámbito de la política, pero sean groseramente reprimidas en otras esferas de la vida social. Las libertades políticas se diluyen en un conjunto más amplio de las libertades civiles.

1.12 Sobre el estado y su dimensión legal

El estado incluye el sistema legal, que promulga reglas de diverso tipo y normalmente las respalda con su supremacía de coerción. El sistema legal sostiene la apuesta democrática. En la medida que esto ocurre, el estado incluye en sí mismo una dimensión muy importante de democraticidad. Asimismo, no hay en el estado ningún poder que pueda declararse por encima del sistema legal. Otro aspecto de un sistema legal es su efectividad, vale decir el grado en que efectivamente ordena las relaciones sociales.

1.13 Una mirada al contexto social

La libertad de información es un rasgo general beneficioso de la sociedad. Es relevante en prácticamente todos los espacios sociales. Ésta libertad, para ser efectiva, presupone tanto un contexto social que sea razonablemente pluralista y tolerante como un sistema legal que la respalde.

Cuarta digresión comparativa

En no pocos casos la geografía de los países incluye algunas desigualdades sociales. La pobreza material y legal es la condición de buena parte de la población de democracias viejas y nuevas. Por esto mismo, queda por investigar en qué medida y en qué condiciones los pobres y los discriminados pueden usar las libertades políticas de un régimen democrático como plataforma de protección de sus derechos civiles y sociales.

1.15 Hacia futuras indagaciones

La cuestión de qué opciones realmente habilitan la agencia es indecidible. ¿Sobre qué base podríamos trazar una firme y clara línea a partir de la cual sería posible afirmar que la agencia tiene condiciones reales y efectivas de existir para cada uno? En síntesis, todas las dimensiones de la democracia se conectan entre sí y con la cuestión de la agencia.

1.16 Coda

Durante estas exploraciones descubrimos la concepción del ser humano como un agente.

Las poliarquías y la (in)efectividad de la ley en América Latina

5.1 Introducción

Las dudas y objeciones con respecto a la condición democrática surgen de la justificada indignación que produce la lamentable situación de los derechos básicos de los pobres y vulnerables. Esas mismas dudas reflejan la vaguedad de los significados atribuidos al término “democracia”.

5.2 Poliarquía o democracia política

El país X es una democracia política o una poliarquía. Sin embargo, la pobreza es muy extendida, y las desigualdades son profundas. Schumpeter estaría de acuerdo en que, pese a las características socioeconómicas de X, este país es democrático. Otros autores ven la democracia como un atributo sistémico, dependiente de la existencia de un grado importante de igualdad socioeconómica. La definición que equipara a la democracia con un grado sustantivo de justicia o de igualdad social, sin embargo, no es útil analíticamente.

Si en el país X la pobreza extrema es una condición muy extendida, sus ciudadanos están privados de facto de la posibilidad de ejercer su agencia, debido a que no tienen tiempo o los recursos necesarios para ejercerla. Entonces parece equivocado afirmar que la democracia no tiene nada que ver con semejantes impedimentos socialmente determinados. Ésta es una cuestión importante, pero no la trataré aquí.

5.3 Derechos formales

El análisis anterior implica que existe una dimensión intermedia entre el régimen político y las características socioeconómicas. Sostengo que este nivel intermedio consiste en el grado de efectividad de la ley. Cualquiera que sea la ley, ésta debe ser igualmente aplicada por las instituciones estatales que correspondan. La igualdad de todos ante la ley es la expectativa inscripta en esta clase de igualdad. Los derechos y obligaciones formales son un subconjunto de los derechos y obligaciones asignados a la persona legal.

5.4 Un breve repaso de la evolución y la secuencia de los derechos

Hubo ciertos períodos que marcaron un avance claro en la equidad social y la democratización, pero esto hizo que disminuyera el universalismo legal de las etapas precedentes. La expansión por medio de la regulación legal de situaciones sociales nuevas, hasta entonces informalmente reguladas, y la densificación de la ley, ha sido producto de la emergencia de estados decididos a ordenar las relaciones sociales sobre su territorio. En la mayoría de los países latinoamericanos contemporáneos, la extensión de los derechos civiles a todos los adultos es incompleta, y más aún la de los sociales.

5.5 América Latina

El de la poliarquía X, es también un país donde existen los rudimentos del estado de bienestar. Lo que acabo de describir se aplica a todas las poliarquías contemporáneas de América Latina. Aquí existen enormes brechas en la efectividad de la legalidad estatal. Esas falencias son las que describiré a continuación. Las falencias en la ley vigente: pese al progreso realizado recientemente, aún existen leyes y regulaciones administrativas discriminatorias. Aplicación de la ley: los privilegiados utilizan diversas maneras para, por medio de conexiones, eximirse del acatamiento de la ley. Relaciones entre burocracias y “ciudadanos comunes”: ésta es la otra cara de la luna para los privilegiados, que para evitar la burocracia montan elaboradas estrategias y redes de relaciones. Acceso al poder judicial y a un proceso justo: en América Latina la justicia es demasiado distante, cara y lenta para que los desfavorecidos intenten acceder a ella. Ilegalidad pura y simple: en muchos países de América Latina el alcance del estado legal es limitado. Las leyes formalmente vigentes son aplicadas de modo intermitente y diferencial. Ésta ley segmentada está sumergida en la ley informal decretada por poderes privatizados. Se trata de sistemas subnacionales de poder.

Es difícil no concluir que las circunstancias que acabo de describir deben afectar profundamente el funcionamiento real de estas poliarquías. Algunas de esas regiones funcionan, en verdad, de un modo que no es democrático. Estos problemas han tendido a intensificarse, en vez de mejorar, durante las actuales poliarquías.

5.6 Acerca del estado de derecho

La aplicación adecuada de la ley es obligación de la autoridad competente. El concepto de imperio de la ley y el de estado de derecho no son sinónimos. El sistema legal es un aspecto del orden social global. Cuando se lo concibe como un aspecto de la teoría de la democracia, el estado debe ser visto no sólo como una característica genérica del sistema legal y del desempeño de los tribunales. Esto implica que haga respetar las libertades y garantías políticas de la poliarquía y que todos los agentes estén sujetos a controles adecuados y establecidos por ley sobre la adecuación de sus actos. Éste es un estado democrático de derecho.

5.7 Desigualdades, estado y derechos liberales

Una justificación adecuada del estado de derecho debe basarse en la igualdad. Ésta está en peligro dado que hoy en día las reformas legal y judicial están fuertemente orientadas hacia los intereses de los sectores dominantes. Esto tiende a producir un desarrollo dualista del sistema de justicia. En sociedades que son profundamente desiguales, éstas tendencias bien pueden reforzar la exclusión de muchos.

La democracia es también un modo particular de relación entre el estado y los ciudadanos, y entre los ciudadanos mismos, bajo un tipo de legalidad que sostiene la ciudadanía civil y una red de controles. La vigencia de una ciudadanía relativamente plena ayuda a generar patrones de desigualdad que son menos agudos. Las enormes distancias sociales que conlleva la desigualdad profunda favorecen diversos patrones de relaciones autoritarias en los contractos entre los privilegiados y el resto. Una consecuencia enorme es la dificultad de los primeros para reconocer a los segundos como agentes igualmente autónomos y responsables.

Junto con las libertades políticas de la poliarquía, los derechos civiles son el principal apoyo para el pluralismo y la diversidad de la sociedad. Los impulsos democratizantes más promisorios pueden provenir de luchas por la extensión de la ciudadanía civil.

5.8 Observaciones finales

Los temas del estado deben ser considerados como una parte tan central de la problemática de la democracia como lo que es el estudio de su régimen. El logro de una democracia que incluya una plena legalidad democrática es una necesidad urgente e importante. El hecho de que las luchas hacia este objetivo puedan fundarse en las libertades políticas de la poliarquía señala el potencial de este tipo de régimen, aún cuando esté dañado.

Norberto Bobbio - El futuro de la democracia

El futuro de la democracia

1- Introducción no pedida

El filósofo no tiene que ver con las profecías. La filosofía se ocupa de lo que es eterno, o sea, de la razón, y con esto ya tenemos bastante. Mi intención es pura y simplemente la de hacer alguna observación sobre el estado actual de los regímenes democráticos. Tanto mejor si de estas observaciones se pudiera extraer una tendencia en el desarrollo de estos regímenes, y por tanto intentar algún pronóstico cauteloso sobre el futuro.

2- Una definición mínima de democracia

Es necesario considerar a la democracia caracterizada por un conjunto de reglas que establecen quién esta autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. Con el objeto de que una decisión sea tomada por individuos pueda ser aceptada como una decisión colectiva, es necesario que sea tomada con base en reglas. Por lo que respecta a los sujetos llamados a tomar decisiones colectivas, un régimen democrático se caracteriza por la atribución de este poder a un número muy elevado de miembros del grupo. En principio, no se puede establecer el número de quienes tienen derecho al voto para que se pueda comenzar a hablar de régimen democrático. Por lo que respecta a la modalidad de la decisión la regla fundamental de la democracia es la regla de la mayoría. La unanimidad es posible solamente en un grupo restringido u homogéneo.

Para una definición mínima de democracia, es indispensable que aquellos que están llamados a decidir o a elegir a quienes deberán decidir se planteen alternativas reales y estén en condiciones de seleccionar entre una u otra.

El Estado liberal y el Estado democrático son interdependientes en dos formas: en la línea que va del liberalismo a la democracia, en el sentido de que son necesarias ciertas libertades para el ejercicio del poder democrático; en la línea que va de la democracia al liberalismo, en el sentido de que es indispensable el poder democrático para garantizar la existencia y persistencia de las libertades fundamentales. El Estado liberal y el Estado democrático cuando caen, caen juntos.

3- Los ideales y la “cruda realidad”

Me parece más útil para nuestro objetivo concentrar nuestra reflexión en la diferencia entre los ideales democráticos y la “democracia real”. Señalo seis falsas promesas de la democracia.

4- El nacimiento de la sociedad pluralista

La sociedad política es un producto artificial de la voluntad de los individuos. Los tres sucesos que confluyeron en la formación de la concepción individualista de la sociedad y del Estado y en la disolución de la concepción orgánica son: el contractualismo, el nacimiento de la economía política (persiguiendo el interés propio), la filosofía utilitarista según la cual el único criterio para fundamentar una ética objetiva es el de partir de consideraciones de condiciones esencialmente individuales y de resolver el problema tradicional del bien común en la suma de los bienes individuales.

La doctrina democrática había ideado un Estado sin cuerpos intermedios. Lo que ha sucedido en los Estados democráticos es exactamente lo opuesto: los grupos se han vuelto cada vez más los sujetos políticamente relevantes. No son los individuos sino los grupos los protagonistas de la vida política en una sociedad democrática. El pueblo se ha dividido objetivamente en grupos contrapuestos. El modelo ideal de la sociedad democrática era el de una sociedad centrípeta. La realidad que tenemos ante nosotros es la de una sociedad centrífuga, que no tiene un solo centro de poder, sino muchos.

5- La reivindicación de los intereses

La democracia moderna debería haber sido caracterizada por la representación política en la que el representante, al haber sido llamado a velar por los intereses de la nación, no puede ser sometido a un mandato obligatorio. La prohibición del mandato imperativo se transformó en una regla constante de todas las constituciones de democracia representativa. Jamás una norma constitucional ha sido tan violada como la prohibición del mandato imperativo. Quien representa intereses particulares siempre tiene un mandato imperativo.

Una prueba de la reivindicación de la representación de los intereses sobre la representación política ha sido el sistema denominado neocorporativo. Tal sistema está caracterizado por una relación triangular en la que el gobierno interviene únicamente como mediador entre las partes sociales, como una forma de solución de los conflictos sociales que utiliza un procedimiento que no tiene nada que ver con la representación política y es una típica expresión de la representación de intereses.

6- Persistencia de las oligarquías

Considero en tercer lugar, como una falsa promesa, la derrota del poder oligárquico. El exceso de participación puede tener como efecto la saturación de la política y el aumento de la apatía electoral. Nada es más peligroso para la democracia que el exceso de democracia. La presencia de elites en el poder no borra la diferencia entre regímenes democráticos y regímenes autocráticos. Schumpeter sostuvo que la característica de un gobierno democrático no es la ausencia de elites sino la presencia de muchas elites que compiten entre ellas por la conquista del voto popular. Un elitista italiano distinguió las elites que se imponen de las que se proponen.

7- El espacio limitado

Mucho menos ha conseguido ocupar la democracia todos los espacios en los que se ejerce un poder que toma decisiones obligatorias para un completo grupo social. Cuando se desea conocer si se ha dado un desarrollo de la democracia en un determinado país, se debería investigar los espacios en los que pueden ejercer el derecho de participar en las decisiones. Hasta que la empresa y el aparato administrativo no sean afectados por el proceso de democratización el proceso no podrá considerarse realizado plenamente. La concesión de los derechos políticos ha sido una consecuencia natural de la concesión de los derechos de libertad.

8- El poder invisible

La quinta falsa promesa de la democracia real es la eliminación del poder invisible. Es bien conocido que la democracia nació bajo la perspectiva de erradicar para siempre de la sociedad humana el poder invisible, para dar vida a un gobierno cuyas acciones deberían haber sido realizadas en público. La obligación de la publicidad de los actos gubernamentales es importante para permitir al ciudadano conocer las acciones de quien detenta el poder y en consecuencia de controlarlos, ya que la publicidad es una forma de control. Más que una falsa promesa es una tendencia contraria a las premisas: la tendencia ya no hacia el máximo control del poder por parte de los ciudadanos, sino, por el contrario, hacia el máximo control de los súbditos por parte del poder.

9- El ciudadano no educado

La sexta falsa promesa se refiere a la educación de la ciudadanía. La democracia no puede prescindir de la virtud, entendida como amor a la cosa pública, pues al mismo tiempo debe promoverla, alimentarla y fortalecerla. Uno de los remedios contra la tiranía de la mayoría está precisamente en el hacer partícipes en las elecciones a las clases populares. En las democracias más consolidadas se asiste impotentes al fenómeno de la apatía política. Está disminuyendo el voto de opinión y aumentando el voto de intercambio, el voto clientelar (apoyo político a cambio de favores personales).

10- El gobierno de los técnicos

Las promesas no fueron cumplidas debido a los obstáculos que no fueron previstos. Indico tres:

Los problemas técnicos necesitan de expertos. La exigencia del llamado gobierno de los técnicos ha aumentado considerablemente. La tecnocracia y la democracia son antitéticas. La democracia se basa en la hipótesis de que todos pueden tomar decisiones sobre todo, por el contrario, la tecnocracia pretende que los que tomen las decisiones sean los pocos que entienden de tales asuntos.

11- El aumento del aparato

El segundo obstáculo es el crecimiento continuo del aparato burocrático, de un aparato de poder ordenado jerárquicamente opuesto al sistema de poder democrático. Todos los Estados que se han vuelto más democráticos a su vez se vuelven más burocráticos. El Estado benefactor, ha sido, guste o no, la respuesta a una demanda proveniente de abajo, a una petición democrática.

13- El escaso rendimiento

El tercer obstáculo está relacionado con el rendimiento del sistema. Se ha contribuido a emancipar a la sociedad civil del sistema político. La sociedad civil se ha vuelto cada vez más una fuente inagotable de demandas al gobierno. La cantidad y la rapidez de estas demandas son tales que ningún sistema político es capaz de adecuarse a ellas, por más eficiente que sea. La rapidez con la que se presentan las demandas al gobierno por parte de los ciudadanos contrasta con la lentitud de los complejos procedimientos del sistema político democrático. De esta manera se crea una verdadera y auténtica ruptura entre el mecanismo de recepción y el de emisión. En la democracia la demanda es fácil y la respuesta es difícil. Por el contrario, la autocracia tiene la capacidad de dificultar la demanda y dispone de una gran facilidad para dar respuestas.

13- Y sin embargo

Después de lo dicho hasta aquí, cualquiera podría esperar una visión catastrófica del porvenir de la democracia. Sin embargo, el espacio de los regímenes democráticos ha aumentado progresivamente. En mi análisis me he ocupado de las dificultades internas de la democracia. Mi conclusión es que las falsas promesas y los obstáculos imprevistos de los que me he ocupado no han sido capaces de “transformar” un régimen democrático en un régimen autocrático. No hablé de los peligros externos, porque el tema que se me asignó se refería al porvenir de la democracia, no al de la humanidad. Hasta ahora ninguna guerra ha estallado entre los Estados que tienen un régimen democrático; hasta ahora no las han hecho entre ellos.

14- Apelo a los valores

Si la democracia es principalmente un conjunto de reglas procesales, ¿cómo creer que pueda contar con “ciudadanos activos”? Ciertamente son necesarios los ideales. El primero es la tolerancia. Si hoy existe la amenaza contra la paz del mundo, esta proviene del fanatismo, o sea, de la creencia ciega en la propia verdad y en la fuerza capaz de imponerla. Luego tenemos el ideal de la no violencia. En un gobierno democrático los ciudadanos se pueden deshacer de sus gobernantes sin derramamiento de sangre. La resolución de los conflictos sociales es posible sin recurrir a la violencia. Tercero, el ideal de la renovación gradual de la sociedad mediante el libre debate de las ideas y el cambio de mentalidad y la manera de vivir. Únicamente la democracia permite la formación y la expansión de las revoluciones silenciosas. Por último, el ideal de la fraternidad, la que una a todos los hombres en un destino común y deberíamos actuar en consecuencia a este.

Gino Germani - Democracia y Autoritarismo

Democracia y autoritarismo en la sociedad moderna

Introducción

En este ensayo se consideran algunos de los problemas que debe enfrentar la democracia en las sociedades modernas. Es posible que los países en desarrollo tengan mejor oportunidad de hallar soluciones originales a las graves contradicciones que encierra la sociedad industrial. La sociedad moderna, que ha ofrecido el marco necesario para desarrollar las formas democráticas hasta sus últimas consecuencias lógicas, encierra también, ciertas tensiones que llevan a la supresión de la democracia misma, a menos que se puedan intentar nuevos caminos, que por ahora son utópicos.

Modernización, desarrollo y regímenes políticos

El desarrollo económico y social y la modernización han sido relacionados con la democracia y la extensión de los derechos políticos. Cierto grado de modernización representa una condición básica de la democracia y el pluralismo. La supervivencia del mercado como mecanismo económico autorregulado es un elemento esencial para el funcionamiento de la democracia. Otras características de la sociedad moderna tienden a poner en peligro a la democracia: la creciente democratización que conduce a la masificación, el pluralismo que conduce a la destrucción de todos los sistemas de valores, la ruptura del consenso y la desintegración del orden social podría resultar en el fracaso de la democracia y conducir al totalitarismo.

Otra manera de relacionar negativamente democracia y modernización es la de considerar al autoritarismo como uno de los caminos para promover la transformación. Por fin, muchos eruditos negaron la hipótesis del autoritarismo moderno como modo intencionado de acelerar la modernización ya que, en los regímenes de derecha, la solución autoritaria fue considerada como una tentativa deliberada de rechazar la modernización. Hay que distinguir varios aspectos en el proceso de desarrollo y modernización:

-Secularización e integración en la sociedad moderna

Si bien la democracia moderna halla su base teórica y práctica en la modernización y el desarrollo económico, encierra contradicciones que pueden en algunos casos impedir el surgimiento de regímenes democráticos.

La sociedad moderna tiende a eliminar completamente todo carácter “sagrado”. Existen ciertos grados de secularización que son bastante comunes en todas las civilizaciones. Un rasgo común en la “secularización” de las grandes civilizaciones es el hecho de que permanece limitada a miembros de la elite. Las innovaciones tienden a evitar la ruptura completa con el pasado tradicional e intentan parecer una continuación de creencias institucionalizadas. Siempre hay un núcleo central de valores y normas que permanece en teoría y en práctica más allá de las dudas y negociaciones.

La noción de secularización que utilizamos abarca tres rasgos principales. La acción electiva, la legitimación de cambio y la creciente especialización de roles. La acción electiva se distingue de la acción prescriptiva ya que la primera presenta criterios de elección u opción y no modelos de conducta atribuidos de modo rígido a cada situación. Los criterios de elección pueden ser racionales o emocionales. Los principios sintetizados aquí podrían crear propensiones para soluciones autoritarias bajo ciertas condiciones.

Las características de la secularización son el resultado de la confluencia en cierto punto en tiempo y espacio, de una serie de procesos distinguibles y a veces concreta o históricamente identificables. La transición desde la llamada comunidad primitiva a la llamada civilización supone la existencia de componentes que tienen mucha relación con el tipo de secularización que puede ocurrir en el curso del proceso evolutivo. El primero es la forma de disolución de la propiedad comunitaria. Se entiende que el hombre “se individualiza solamente a través del proceso histórico y originalmente aparece como un ser genérico”. El segundo componente es la individualización. Con este termino se entiende la emergencia de la subjetividad de la conciencia del “si mismo” y del “yo” como sujeto diferenciado de la naturaleza. En el proceso de individuación la realidad “externa” es vista como algo conocible y manipulable a través del conocimiento racional instrumental. Esto es opuesto al “conocer” basado en la intuición y en otras formas más consideradas como religiosas e irracionales. Esta individuación llegó al punto de las teorías contractualistas, en virtud de un contrato o pacto social entre individuos autónomos, un acuerdo sobre los principios fundamentales capaz de asegurar la convivencia. En la sociedad moderna la elección individual y deliberada es elevada a valor central y máxima.

El rasgo más relevante de este análisis es que el componente prescriptivo de la acción electiva puede convertirse en objeto de elección, puede ser cambiado. El marco normativo proporciona los criterios según los cuales es preciso realizar las elecciones. Cuando el marco normativo mismo llega a ser un objeto de deliberación y elección, es ese núcleo común que se pone en duda directa o indirectamente. Este proceso implica el tercer rasgo que define la secularización, la creciente diferenciación de instituciones. La especialización aumenta el problema de la integración del sistema social global.

Se podría sugerir para el desarrollo de la modernidad que la secularización se limitase a algunas áreas del comportamiento, como el conocimiento científico y la economía, mientras que la política podría mantenerse dentro de la forma prescriptiva de integración. Sin embargo, la forma moderna de la secularización, por su propia naturaleza, tiende a extenderse a toda la sociedad. Por otro lado, ninguna sociedad puede prescindir de cierto núcleo central “prescriptivo” para asegurar la base suficiente para la integración: un núcleo de valores y normas en que se arraigan los criterios para las elecciones y que regulan el cambio sin rupturas catastróficas.

La sociedad moderna está caracterizada por una tensión intrínseca a su forma particular de integración. Esta tensión es consecuencia de la contradicción entre el carácter expansivo de la secularización y la necesidad de mantener un control universalmente aceptado. En las sociedades, al desaparecer los principios religiosos, la nación, los valores y símbolos correspondientes llegaron a constituir un componente esencial del núcleo prescriptivo inmodificable. Es pertinente notar que la “nación” es algo que no tiene que ver con elección individual. Un fenómeno característico de la hora actual es el resurgimiento de grupos étnicos prerrenacentistas, un nuevo regionalismo que puede ser otro síntoma de la búsqueda de raíces.

-El totalitarismo como forma típica del autoritarismo moderno

La idea de secularización nos permite distinguir entre el autoritarismo tradicional y el moderno. El autoritarismo esta implícito en la cultura y no es mirado como tal por los sujetos, para quienes los modelos de comportamiento que siguen sus acciones queda más allá de cualquier duda o discusión posible. Este tipo de autoritarismo fundado en normas y valores socioculturales internalizados “espontáneamente” dentro de un marco prescriptivo es el que denominamos tradicional. Donde la acción electiva predomina, y el criterio de actuar según su propia determinación individual es válido, cualquier acción que tienda a obstaculizar la voluntad individual es vivida como una imposición y se considerara como una expresión de autoritarismo. En la situación prescriptiva, el control social tiene lugar “naturalmente” por medio de modelos de conducta internalizados. En la situación electiva el control interno se limita a los criterios de opción. Lo que antes ocurría “naturalmente” llega a ser dejado en el pasado. En esta situación se puede hablar de autoritarismo moderno, cuya forma “pura” es el totalitarismo.

En los países con un amplio sector de la población en situación escasamente secularizada, la crisis de la democracia toma a menudo forma de autoritarismo tradicional. Lo que es necesario en el autoritarismo moderno es el hecho de que el fin de la socialización planeada sea la transformación de toda la población en participantes activos e ideológicamente militantes. En la sociedad moderna, la secularización y la acción electiva tienen una fuerte tendencia a extenderse en la política. El proceso de creciente individualización tiene una tendencia a extenderse a todas las áreas de conducta. La historia de la extensión progresiva de los derechos contribuyó al aumento de la participación política. El individuo en la sociedad moderna tiene que tener opiniones basadas en decisiones propias y racionales, mientras que el “súbdito” de la sociedad moderna tiene creencias, basadas en la “fe”.

Aquí hallamos uno de los aspectos más paradójicos del sistema totalitario. El autoritarismo moderno en su forma “pura” no tiende a reducir a los individuos a sujetos pasivos, sino la politización según cierta ideología específica. Hay una elección pero está abiertamente manipulada. En algunos países, la forma política debía ser totalitaria en algunos casos, y eso necesitó la adoctrinación de las clases populares y su activación según una ideología diferente. Se puede hablar de “fascismo”, en sentido estricto de la palabra, cualquier a sea la forma política en que la desmovilización de las clases populares resulta ser el mejor medio de lograr los fines básicos. En el caso del comunismo se movilizó a las grandes masas populares, pero las elites que las dirigieron utilizaron prácticas opuestas a las del fascismo.

-Las consecuencias de la secularización en las instituciones, las actitudes, la conducta, el control social y la estabilidad del orden social

Hay ciertos límites en las teorías fundadas en la sociedad de masa. Cuando las hipótesis están acompañadas por una negación total del papel de las clases, su valor explicativo queda considerablemente disminuido.

A menudo el efecto de la sociedad de masa no es considerada directamente relacionada con las tensiones estructurales creadas por la dinámica de la secularización moderna. El carácter de esos conflictos se halla determinado por las tensiones inmediatas a las cuales está expuesto el orden social y político actual, y por las situaciones sociales y culturales específicas de cada nación. Esto se debería explicar en términos de los caracteres peculiares del país y de las condiciones internas y externas bajo las cuales se dieron las primeras etapas de la transición. El conflicto de clase constituye tan solo uno de los muchos conflictos al cual una sociedad moderna se expone a causa de la peculiaridad de su forma de integración y de sus necesidades estructurales mutuamente contradictorias. La democratización fundamental se relaciona a una alta individuación y a la electividad de acción, es decir los dos aspectos centrales de la secularización moderna. La extensión de los derechos individuales y la erosión de principios aptos para proporcionar criterios aceptados universalmente y capaces de armonizar las demandas de individuos extremadamente diferenciados. Esta enorme variedad de actores sociales tan heterogéneos en sus fines pone a severa prueba los órganos que pueden mediar en términos de intereses globales de la sociedad, especialmente el Estado.

Cada contexto social y cultural y las condiciones históricas existentes originan sus propias particulares versiones. Todavía se puede sugerir una proposición general que abarca luchas de clase como categoría especial. Estas son las luchas originadas por la marginalización, que puede resultar de dos categorías de causas. Como consecuencia de la deprivación de ciertos derechos anteriormente reconocidos o como consecuencia del hecho de que los individuos se dan cuenta de que ciertos roles y status que les han sido negados. Ambos derivan de la lógica de la acción electiva y de la extensión de derechos. Cuando estas demandas adquieren gran intensidad dentro de un corto período de tiempo tienden a originar formas de rápida movilización social y política, y ponen una fuerte presión en el orden social ya existente y pueden producirse conflictos explosivos y un régimen totalitario tenderá a aparecer.

Hay ciertas condiciones generales que podrían abarcar tanto a regímenes nacional populistas como a substitutos funcionales del fascismo. Sociedades modernas en diferentes estados de modernización y desarrollo. Ciertas debilidades en la estructura social y cultural. Un número grande de habitantes no incorporados en la sociedad nacional. Cuando un largo período de movilidad ascendente se ve bloqueado. La no existencia o ineficiencia de mecanismos para resolución de conflictos.

Los fines de los regímenes autoritarios pueden ser muy distintos. Entre la variedad de formas que puede tomar, se pueden dar soluciones populista-nacionales, que pueden mantener elementos de tipo democrático. La naturaleza de las crisis es lo que determina en forma preponderante el carácter de los fines básicos.

Un ejemplo es el de la época en que las clases medias se vieron desplazadas por el creciente poder organizado del proletariado urbano y la necesidad de las clases proletarias de defender sus posiciones. Esto originó el fascismo clásico. El problema del desplazamiento fue resuelto por medio de lo que he denominado movilidad social autosostenida. La polémica alrededor de la llamada “nueva clase obrera” y su “aburguesamiento” giraba precisamente alrededor de este fenómeno de movilidad social autosostenida, típica del neocapitalismo. Los mecanismos de resolución de conflictos sindicales parecieron entrar en la normalidad. Esta fue la época en que fue posible hablar del “fin de las ideologías” pues los conflictos ya no parecían poner en peligro el orden social. Pero el fin del neocapitalismo ha puesto de nuevo en marcha el proceso de marginalización de sectores hasta ahora incorporados en el sistema. En países del Tercer Mundo se frena la incorporación del sector de la población que permanece al margen y ha puesto término a la posibilidad de ascenso real. Como hay una proporción de los todavía incorporados que probablemente va a ser expulsada del sistema, se crean los ingredientes para explosiones catastróficas.

-Planificación y democracia

La sociedad moderna es esencialmente una sociedad planificada. La planificación es inherente al principio esencial de la electividad. A medida que las fuerzas productivas amplían el espacio necesario para desenvolverse, el área de la planificación debe extenderse. La posibilidad de ajustes espontáneos disminuye y la planificación se extiende a muchas otras esferas más allá de lo económico. La planificación económica requiere la planificación social y ésta a su vez la planificación a nivel psicológico. Hay dos aspectos centrales del problema: conciliar las elecciones autónomas de los individuos y de los grupos dentro de la sociedad con las decisiones de los planificadores y conservar para la ciudadanía el poder de control sobre los planificadores mismos.

La extrema especialización del conocimiento hace imposible que el hombre común pueda comprender el significado de las propuestas de los planificadores. Se debe, necesariamente, confiar en los tecnócratas, quedando expuestos al engaño. Situaciones de esta naturaleza despojan al ciudadano de sus poderes y constituyen uno de los elementos de la concentración del poder.

Hay otro dos factores que deben recordarse. Los medios de comunicación de masa, sobre cuya efectividad para la manipulación de la gente no hace falta hablar. La ciencia está creando instrumentos de control del comportamiento que, quienes detentan el poder, pueden utilizar para la creación del consenso.

Otro factor se relaciona con el problema de la preservación y el mejoramiento del orden democrático. La planificación requiere un área cada vez más amplia de aplicación tanto en sentido geográfico (a nivel planetario) como en la extensión temporal (debe abarcar no ya años, sino décadas). Dentro de la actual distribución del poder a nivel internacional, unos pocos países deciden para la enorme mayoría de los hombres y las mujeres, para los que viven actualmente y para las generaciones futuras. En una sociedad caracterizada por una alta individualización, y con una ideología individualista predominante, es difícil ver que tipo de racionalidad de largo alcance temporal sería la más adecuada.

-Interdependencia a nivel internacional y democracia

Con la sociedad moderna se inicia realmente la historia universal, es decir en escala planetaria. Desde los problemas ecológicos, a los concernientes al sistema monetario y el uso de las materias primas, todo esto y mucho más depende de la existencia de una planificación internacional real y efectiva. Tal planificación no existe, ni podrá existir mientras subsistan los estados nacionales u otras unidades supuestamente “soberanas”. El “Estado mundial”, utópico desde el punto de vista histórico y político, resulta inimaginable en términos operativos desde la perspectiva de su complejidad organizacional.

La única experiencia del pasado que puede considerarse válida es el hecho de que ninguna unificación de grandes regiones, o incluso de espacios limitados, se llevó a cabo pacíficamente. Además, las ideologías del antiimperialismo han tenido el efecto de reforzar un nacionalismo furioso en los países llamados “dependientes”. Estas han contribuido poderosamente a dar apariencia democrática y progresista a toda clase de movimientos socialistas o comunistas-nacionales, todos los cuales resultaron estar entre los peores enemigos de la democracia y la libertad.

Volvamos a los interrogantes concernientes a la posibilidad de establecer, o en su caso mantener, formas de efectiva democracia en el plano interno de cada estado nacional y a nivel internacional. En la actualidad, la distinción entre política interior y política internacional se ha vuelto obsoleta. Además, cualquier estado que por azar se encuentre en condiciones de controlar ciertas materias primas puede incidir de manera significativa en la vida interna de otros estados y originar procesos políticos totalmente contrarios a la voluntad democráticamente expresada de sus ciudadanos. Dentro de la lógica democrática, todo recurso de interés común para la población del planeta debería ser controlado por autoridades sobre nacionales.

En el presente estado del “sistema internacional”, la situación de estrecha interdependencia y la internacionalización de la política interior tienden a favorecer las soluciones autoritarias, más que las democráticas. La razón es el alto grado de inseguridad generada por el carácter errático e irracional de los procesos internacionales. Las ideologías nacionalistas hallan en la amenaza exterior y en la inseguridad su mayor refuerzo, y los nacionalismos tienden a ser autoritarios.

El tema de las propensiones antidemocráticas de los nacionalismos nos lleva a una última consideración. La nación representa aún ahora el núcleo prescriptivo que hace posible el funcionamiento de la sociedad. El pluralismo y el principio de la elección individual deliberada cede frente a los imperativos de la “solidaridad nacional” con consecuencias necesariamente autoritarias o totalitarias. Precisamente en el momento en que las necesidades estructurales han hecho obsoleta la organización en estados nacionales, las ideologías nacionalistas se intensifican creando nuevos obstáculos a la creación de una comunidad internacional.

-Vulnerabilidad física y social de la sociedad moderna

La vulnerabilidad de la sociedad moderna depende de varios factores. Recordemos el alto grado de interdependencia de todos los componentes de la estructura social. En segundo lugar, el hecho de que en el funcionamiento de muchos aspectos de la vida social debe intervenir un gran número de personas. A estos dos factores se los podría denominar de orden estructural y se le agregan otros, los de orden cultural y psicosocial. El tipo de integración y las características que la sociabilización adquiere dentro de ese tipo de integración, conducen a la continua formación de grupos e individuos que puede actuar en forma distinta de lo esperado. Ofrece la posibilidad a individuos y grupos que desde el punto de vista de los valores y normas dominantes podrían considerarse “desviados”, de realizar acciones violentas contra puntos específicamente neurálgicos de la sociedad. Aquí el término “desviado” ofrece dificultades insolubles en una sociedad que se basa sobre un sistema de normas y valores en continuo cambio. Los más sangrientos actos de terrorismo pueden ser justificados como un acto revolucionario en nombre de principios que no son sino la aplicación en sus más extremas consecuencias lógicas, de ideales de libertad y de igualdad. Las amenazas internas inducen la adopción de medidas restrictivas de la libertad y los derechos individuales. La enorme mayoría de las personas de las naciones con regímenes democráticos no parece tener propensiones para el autoritarismo, pero frente al terrorismo y la amenaza que ellos significa para su vida diaria, difícilmente podrán resistir la tentación de las promesas de gobiernos “fuertes” y altamente represivos.

-Concentración y fragmentación del poder. Consecuencias para la democracia

En los Estados Unidos, algunos sostenían que en la sociedad capitalista avanzada el poder tendía a concentrarse cada vez más. Otros, en cambio, opinaban que el poder tendía a democratizarse. Ambos procesos existen. Ahora bien están las peculiaridades estructurales de la sociedad industrial que originan estas dos contradictorias tendencias: fragmentación del poder por un lado, concentración máxima por el otro, constituyen en ambos casos una seria amenaza para la democracia. Esta fragmentación fue observada en sus efectos destructivos de la democracia en varios países. La participación de las decisiones de tantos grupos determina en todos los países situaciones a veces insolubles que llevan a la parálisis del poder. El veto reciproco produce la postergación indefinida de problemas que reclaman soluciones urgentes. La incapacidad de tomar decisiones ha llevado de manera directa a soluciones dictatoriales. El factor central es la dificultad de construir las bases del consenso social.

Conclusiones

Desafortunadamente el análisis desarrollado en los apartados anteriores no sugiere conclusiones optimistas, ni sobre el destino de la democracia, ni sobre el de la sociedad moderna y del género humano en general. Parece sin embargo razonable suponer que las potencialidades humanas son mucho mayores de lo que ha realizado la cultura occidental y moderna. Lo que debe enfrentarse ahora no son las limitaciones de la naturaleza humana en general, sino la del hombre tal como se ha realizado históricamente.

Burocracia, Democracia, Estado, Introducción Ferronato, Hobsbawm


Estado, sólo una aproximación
La definición de Estado se aborda desde diversas ciencias y corrientes de pensamiento. Las corrientes ideológicas y filosóficas le atribuyen al Estado rasgos que definen sólo una parte de su estructura. Se debería establecer el límite que fija un tipo específico de Estado, ya que se pueden identificar diversos “tipo” de Estado. En este caso nos concentraremos en el Estado moderno y el de tipo capitalista.
El Estado es una institución de carácter histórico. Las características del mismo son fruto del acontecer histórico. El Estado es una institución y un conjunto de instituciones de tipo estatales. Debido a esto, se lo podría ver como un “ente abstracto”.
Una institución estatal es el gobierno. No es en sí mismo el Estado, pero sí su guía y el mayor responsable por llenar de contenido esta estructura. La forma de gobierno y organización estatal están determinadas en la estructura constitucional de cada estado.
El estado tiene un límite, sus límites geográficos, sobre el que ejerce su soberanía. Esto quiere decir que sobre este territorio el Estado es la máxima autoridad. Sobre esta idea se lo considera al pueblo, componente indispensable para la existencia de un Estado Nación, como soberano. La soberanía le otorga al pueblo la capacidad de la autodeterminación.
El Estado Moderno se organiza en torno a la burocracia, que administra los recursos y las cuestiones del Estado. Max Weber le atribuye al Estado la característica de poseer el monopolio de la coacción legítima. Que el Estado sea el único que concentre esta capacidad le da el marco necesario para la generación de obediencia.
El origen del Estado Moderno se puede ubicar en el siglo XIV o XV en Europa, en la forma de Estado Absolutista Monárquico. El tipo de Estado que surge para terminar con el absolutismo, es el Estado Liberal, más cercano al Estado como lo conocemos hoy.
Este liberalismo original tenía una dimensión política, económica y filosófica. Esta visión criticaba a la sociedad absolutista-monárquica, llevando a un proceso revolucionario de carácter político-social: la Revolución Francesa, que coincidió con un procesos de carácter  científico-tecnológico: la revolución industrial. Juntos, estos procesos dieron origen a la sociedad capitalista y al Estado Liberal-Burgués, de tipo capitalista.
Este modelo se agota en la crisis de 1930, y su sucesor es el Estado de Bienestar o Keynesiano. Con la crisis del petróleo en 1973, este modelo deja paso al Estado Neoliberal inspirado por Reagan, y es el modelo en el que se apoya el proceso de Globalización.
Burocracia
La burocracia es una estructura organizativa caracterizada por procedimiento regularizador, división de responsabilidades y especialización del trabajo, jerarquía y relaciones impersonales. La estructura de estas organizaciones es jerárquica y piramidal y su composición interna es intrincada.
La burocracia estatal es la organización de la administración que el estado requiere para sus recursos. Las cuestiones sociales “entran” a la caja de la burocracia y “salen” en forma de gestión o respuesta a un reclamo. Las organizaciones de la burocracia estatal se han caracterizado por su lentitud e ineficiencia. A menudo se usa la palabra de manera peyorativa, pero no es su verdadero significado. El marxismo desarrolló otra definición, usándola para describir la progresiva rigidez del aparato del partido y del Estado.
En la actualidad, la burocracia asume papales en las Corporaciones y grandes empresas debido al desarrollo y especialización del trabajo que han tenido éstas. Max Weber la considera una variante moderna y específica de las soluciones dadas la problema general de la administración, otorgándole cualidades mas positivas.
Críticas
La jerarquía vertical de autoridad puede llegar a ser caótica, causando conflictos de competencias. Estas competencias pueden llevar a que una decisión en sí misma se considere más importante que su efecto. Corrupción y enfrentamientos políticos pueden crear un sistema de contratación. Los funcionarios pueden eludir responsabilidades a través de métodos poco ortodoxos. La toma de decisiones con lentitud y la creación de más y más reglas y procesos que incrementen su complejidad.
Burocracia como forma de gobierno
El dominio burocrático tuvo su origen con la división social del trabajo, en cuanto se establece la primera jerarquía de funciones. No debemos inferir que hay una vinculación mecánica entre el desarrollo capitalista y el aumento del peso de la burocracia, ya que se da en países de tipo socialista como Rusia. En la actualidad vemos que el dominio de la burocracia se ha extendido a todas las formaciones sociales y a todos los sistemas políticos.
Democracia
Las polis griegas se organizaban políticamente en asambleas en las que participaban quienes eran considerados ciudadanos. Este tipo es el de democracia directa, asociado con la inexistencia de representantes. La riqueza de esta forma de gobierno está dada en el debate político.
El desarrollo histórico de este sistema nos lleva al período del feudalismo, donde la democracia se deja de lado para dar supremacía a la monarquía y al sistema teocéntrico. En este período, la democracia se traslada a los primero parlamentos que surgen en algunos países.
Según Shumpeter, para que se denomine democracia, en un sistema político deben existir elecciones regulares, libres y competitivas y los derechos políticos y garantías civiles deben estar asegurados. De esta manera se modifica la relación entre el electorado y los electos, que compiten por la obtención del voto.
La democracia moderna evoluciona a la democracia liberal, cuyas condiciones son mas amplias: una constitución, división de poderes, el derecho a votar o ser votado en las elecciones, libertad de expresión, libertad de prensa, libertad de asociación y ciudadanos educados e informados acerca de sus derechos y deberes.
Introducción al proceso de globalización:
El capitalismo se ha ido potenciando en un tipo de economía mundializada. La revolución Industrial ha ido evolucionando desde el maquinismo en Inglaterra, pasando por distintas fases, hasta la aparición de la tecnología del silicio. El conocimiento tecno-científico ocupa un lugar de privilegio junto al mercado y es el responsable del acortamiento de las distancias.
Con el agotamiento del sistema capitalista industrial, que transitó por el taylorismo y el fordismo, se visualizan transformaciones en el modelo mismo. El mundo contemporáneo tiene profundas dicotomías. La pobreza y la exclusión, la riqueza y la abundancia crecen en proporciones geométricas. Sobre la base de la eficacia se han descartado valores morales. En el neoliberalismo, la política está nítidamente subordinada a un poder económico-financiero supranacional, no dejando lugar al tratamiento de problemas sociales. La gran perversión del neoliberalismo ha sido su extraordinaria aptitud para producir desigualdades.
Los países centrales se han reservado el derecho de monitorear las economías de los periféricos, y éstas deben acceder a demandas y exigencias muy rigurosas por no perder el crédito o la inversión. La penetración de la cultura mass-mediada está modificando los valores de la sociedad industrial. Todo está cambiando en forma vertiginosa.
Vista panorámica del siglo XX
I- El 28 de junio de 1992, el presidente francés se desplazó súbitamente a Sarajevo, escenario central de una guerra en los Balcanes. Su objetivo demostrar la gravedad de la crisis de Bosnia, pero otro aspecto de la visita del presidente tenía una importancia fundamental: la fecha. Era el aniversario del asesinato en Sarajevo, en 1914, del archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría, que desencadenó el estallido de la primera guerra mundial. Esto resaltó las posibles consecuencias de la crisis de Bosnia,pero muy pocos comprendieron la alusión. La memoria histórica ya no estaba viva.
La destrucción del pasado, o de los mecanismos sociales que vinculan la experiencia contemporánea con la de las generaciones anteriores, es un fenómeno extraño pero característico del siglo XX. Los jóvenes crecen sin relación orgánica alguna con el pasado, otorgándole a los historiadores mayor trascendencia. Por esto es que los historiadores tienen que ser más que simples cronistas. En 1989, los gobiernos asistieron a un seminario sobre los acuerdos de paz posteriores a las dos guerras mundiales, que al parecer la mayor parte de ellos habían olvidado.
Al intentar explicar el por qué de los acontecimientos que ocurrieron, Hobsbawm le dará una dimensión autobiográfica al texto, ya que, como observadores, las opiniones de los individuos acerca del siglo han sido formadas por los acontecimientos cruciales del mismo. El pasado es indestructible, forma parte del entramado de nuestras vidas y forma a nuestra experiencia vital.
Todos los que superan cierta edad han pasado por las mismas experiencias cruciales y han tenido repercusiones más o menos similares en las vidas de cada uno. Por ejemplo, el hecho de acostumbrarse a concebir la economía industrial moderna en función de opuestos binarios -capitalismo y socialismo-, que solo puede entenderse en un contexto histórico determinado.
Incluso el mundo que ha sobrevivido es un mundo cuyas instituciones y principios básicos cobraron forma por obra de quienes se alinearon en el bando de los vencedores en la segunda guerra mundial. Los elementos del bando perdedor fueron borrados de la historia. Esta es una de las consecuencias negativas de vivir en un siglo de guerras. Los enfrentamientos ideológicos erigen barreras en el camino del historiador cuya labor no es juzgar sino comprender. Lo que dificulta la comprensión no son sólo las convicciones, sino la experiencia histórica que les ha dado forma.
II- Siglo corto (1914-1991), desde el estallido de la primera guerra mundial hasta el hundimiento de la URSS. El siglo XX aparece estructurado como un tríptico. A una época de catástrofes, que se extiende de 1914 hasta el fin de la segunda guerra mundial, siguió un período de extraordinaria¡o crecimiento económico y transformación social, que probablemente transformó la sociedad humana más profundamente que cualquier otro período de duración similar. La última parte del siglo fue una nueva era de incertidumbre y crisis.
Comienza con la primera guerra mundial, que marcó el derrumbe de la civilización occidental, capitalista desde el punto de vista económico, liberal en su estructura política y burguesa por la imagen de su clase hegemónica. Estaba profundamente por la posición central de Europa. Los grandes imperios coloniales que se habían formado se derrumbaron tras las guerras. Se desencadenó una crisis económica mundial que sacudió hasta a las economías más sólidas. Las instituciones de la democracia liberal desaparecieron entre 1917 y 1942, como consecuencia del avance del fascismo.
Solo la alianza del capitalismo liberal y el comunismo permitió salvar la democracia, pues la victoria sobre Alemania fue esencialmente obra del ejército rojo. Esta alianza contra el fascismo resulta paradójico por el antagonismo de sus ideales. Una de las ironías del siglo es que el resultado de la revolución de octubre, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo, fuera el de haber salvado a su enemigo al proporcionarle incentivo -el temor- para reformarse desde dentro.
El capitalismo liberal, que había logrado sobrevivir al reto de la Depresión, el fascismo y la guerra, tenía que hacerle frente al avance global de la revolución que se agrupaba en torno a la URSS. Fue la Gran Depresión de 1930 la que hizo de el socialismo una alternativa viable. El interrogante es cómo y por qué tras la segunda guerra mundial el capitalismo inició una edad de oro sin precedentes. Es importante recordar que la repercusión más importante de los regímenes inspirados por la revolución de octubre fue la de haber acelerado poderosamente la modernización de países agrarios atrasados.
El hundimiento del socialismo soviético fue el acontecimiento más destacado. La edad de oro había creado una economía mundial universal cada vez más integrada, cuyo funcionamiento trascendía las fronteras estatales. Inicialmente, los problemas de los años setenta se vieron como una pasa temporal en el gran salto adelante de la economía mundial, pero gradualmente se hizo patente que había comenzado un período de dificultades duraderas. Los países socialistas, con unas economías débiles y vulnerables, se hundieron ante una ruptura tan radical. El colapso de los regímenes comunistas dejo en claro la precariedad de los sistemas políticos nacionales que se sustentaban en la estabilidad.
Más evidente era la  crisis de las creencias y principios en los que se había basado la sociedad desde que comienzos del siglo XVIII. La crisis moral no era solo una crisis de los principios, sino de las estructuras históricas de las relaciones humanas que la sociedad moderna había heredado del pasado preindustrial y capitalista. Solo quedaba un camino para definir la identidad de grupo: definir a quienes no formaban parte del mismo.
III- Los años 90 cuentan con el triple de población que 1914. El mundo es más rico de lo que ha sido nunca por lo que respecta a su capacidad de producir bienes y servicios. La gente vive más y es más instruida que en 1914. El mundo está dominado por una tecnología que ha revolucionado los sistemas de transporte y de comunicaciones, acortando tiempos y distancias. Este siglo corto se contrapone al siglo XIX largo, que pareció un período de progreso material, intelectual y moral. Este siglo corto nos ha enseñado que los seres humanos pueden aprender a vivir bajo las condiciones más brutales, haciéndonos retornar a la barbarie. En el siglo XX, las guerras se han librado, cada vez más, contra la economía, la infraestructura de los estados y contra la población civil. La tortura constituye una interrupción del período de evolución jurídica, que comenzó con la abolición de la esclavitud en 1780.
El mundo es distinto en al menos 3 aspectos. La primera es que ya no es eurocéntrico y las grandes potencias de 1914 han desaparecido o han quedado reducidas a una magnitud regional. La segunda es que el mundo se ha convertido en una única unidad operativa, particularmente en cuestiones económicas. Esto se dio gracias a la aceleración de las comunicaciones y el transporte. La tercera transformación es la desintegración de las antiguas pautas por las que se regían las relaciones sociales entre los seres humanos y la ruptura de los vínculos con las relaciones pasadas. Esto lleva a un individualismo asocial absoluto. Una sociedad constituida por individuos egocéntricos que persiguen sus propios intereses estuvo siempre implícita en la teoría de la economía capitalista
En este siglo ha sido posible vislumbrar un mundo en el que el pasado ha perdido su función Un mundo en el que no sólo no sabemos adónde nos dirigimos, sino tampoco adónde deberíamos dirigirnos. Debemos reflexionar acerca de los problemas que deja pendientes el período que acaba de concluir.