14.7.10

Giovanni Sartori - Homo Videns

Homo videns

1- Vídeo elecciones

Ya en los tiempos en los que sólo había periódicos, la pregunta era: ¿en qué medida influye el periódico en la decisión de los electores? Las noticias televisivas influyen de un modo decisivo en las prioridades atribuidas por las personas a los problemas nacionales y las consideraciones según las cuales valoran a los dirigentes políticos. Son muchos los que consideran que tres o cuatro millones de nuestros electores están tele-guiados. Por otra parte, tenemos el hecho de que esta medición excluye a los que no cambian el voto, probablemente porque las incitaciones de los medios de información se neutralizan.

Los efectos de la vídeo-política tienen un amplio alcance. La televisión personaliza las elecciones. En la pantalla vemos personas y no programas de partido. La televisión nos propone personas en lugar de discursos. Además, el sistema electoral es una variable importante. El poder del vídeo es menor cuando el voto se da a listas de partido, y adquiere toda su fuerza cuando el sistema electoral está personalizado, cuando se vota para candidatos únicos. El sistema electoral y el sistema de partidos son variables importantes en lo que concierne al hecho de favorecer u obstaculizar la despersonalización de la política.

La vídeo-política tiende a destruir el partido, ya que el rastreo de votos ya no requiere una organización capilar del partido de sedes y activistas. La vídeo-política reduce el peso y la esencialidad de los partidos, les obliga a transformarse. Ya no es necesario el “partido de peso”; el “partido ligero” es suficiente.

2-La política video-plasmada

En el pasado, el representante era enormemente independiente de sus electores. El gentleman político no estaba ligado a partido alguno y era elegido sin oposición. A lo largo del siglo XX, el partido prevalece sobre los miembros electos. Cuanto más vota el elector al símbolo, a la ideología o al programa de un partido, más dependen los candidatos de su partido para ser elegidos. Hoy esta dependencia se está reduciendo. Estamos pasando al representante o colegio-dependiente o video-dependiente. El representante liberado del control del partido no tiene porqué ser un representante que funcione mejor. En la colegio-dependencia, al final, toda la política se resuelve en la política local. Este supuesto progreso democrático transforma el parlamento en una constelación de intereses particulares en conflicto. De este modo, cuanto más local se hace la política, más desaparece la visión y la búsqueda del interés general, del bien de la comunidad.

¿Cuáles son las culpas de la televisión en el aumento del localismo? La televisión tiende a concentrarse en noticias locales. Los políticos tienen cada vez menos relación con los acontecimientos genuinos y cada vez se relacionan mas con “acontecimientos mediáticos”. La vídeo-política atribuye un peso absolutamente desproporcionado a quien no representa una “fuente autorizada”, a quien no tiene ningún título de opinion maker. Esto representa un pésimo servicio a la democracia como gobierno de opinión. Además, la televisión favorece la emotivización de la política. Aquí nos encontramos con un problema, ya que el saber es logos, no es pathos, y para administrar la ciudad política es necesario el logos. Así, la cultura de la imagen rompe el delicado equilibrio entre pasión y racionalidad. La racionalidad del homo sapiens está retrocediendo.

3- La aldea global

La televisión anula las distancias visuales, dándole globalidad a la misma. La cámara de televisión no llega a la mitad del mundo, lo que significa que existe un mundo oscurecido y que la televisión incluso consigue que nos olvidemos de él. Al periódico saber lo que sucede en el mundo le cuesta poco dinero, pero desplazar a una troupe televisiva le cuesta muchísimo. Por este criterio, noventa y nueve de cada cien acontecimientos no se nos muestran.

Nuestra proyección hacia el mundo nos deja “sin sentido de lugar”. La televisión fusiona comunidades distintas y de este modo hace cualquier causa un objetivo de preocupación para cualquier persona del mundo. Esto nos enfrenta a un acontecimiento mediático que apela a una sensibilidad humana común. La cuestión es que “cualquier lugar del mundo” y “mi tierra” se amalgaman entre sí. Según McLuhan, la televisión fragmenta el mundo en una miríada de aldeas reduciéndolo a formato aldea, reforzando el localismo. En cuanto causas lejanas nos afectan al bolsillo y en primera persona, la pequeña patria prevalece y el localismo no atiende a razones. La alternativa de este escenario es la nación de tribu. Esta es una nación de personas que se relacionan sólo con afiliados con los que están de acuerdo y permanecen completamente ignorantes de la múltiple realidad de los “otros”.

La televisión está homogeneizando los modelos de vida y los gustos en todo el mundo, pero esto no modifica el problema planteado por el localismo y la aldeización. Cuando nos enfrentamos a un problema concreto, la aldea triunfa y se desvanece la idea de ser de cualquier lugar del mundo. En concreto, la televisión a veces promueve una mente aldeanizada y a veces una mente globalizada, siempre y cuando estas no colisionen, puesto que prevalecería la mente empequeñecida.

4- El demos debilitado

Democracia quiere decir, literalmente, pueblo. El pueblo soberano es titular del poder. ¿De qué modo y en qué grado puede ejercitarlo? La mayor parte del público no sabe casi nada de los problemas públicos. La base de información del demos es de una pobreza alarmante. En la democracia representativa el pueblo no decide propiamente las issues sino que se limita a elegir quién las decidirá. El problema es que la democracia representativa ya no nos satisface, y por ello reclamamos dosis mas crecientes de directismo, de democracia directa. Ésta representará una mayor democracia. Pero para serlo realmente, a cada incremento de demo-poder debería corresponderle un incremento de demo-saber. Se entiende que la educación es importante. El problema es que, en general, la educación no produce necesariamente efecto de arrastre alguno sobre la educación política.

Hasta ahora no he insistido sobre la distinción entre información y compelencia cognoscitiva. Cuando hablamos de personas políticamente educadas debemos distinguir entre quien está informado de política y quien es cognitivamente competente para resolver los problemas de la política. Lo importante es que cada maximización de democracia, cada crecimiento de directismo requiere que el número de personas informadas se incremente, pero esta dirección se esta invirtiendo, acercándonos a un demos debilitado. El mundo en imágenes que nos ofrece el vídeo-ver desactiva nuestra capacidad de abstracción. Los directistas distribuyen permisos de conducir sin preguntarse si las personas saben conducir. Nos encontramos también ante un demos debilitado en clave de “pérdida de comunidad”. La televisión crea una “multitud solitaria” incluso entre las paredes domésticas. Lo que nos espera es una soledad electrónica. El televisor reduce al mínimo las interacciones domésticas.

El hecho de que la información y la educación política estén en manos de la televisión representa serios problemas para la democracia. Quienes seleccionan las informaciones se convierten en administradores del dominio simbólico de las masas. El poder pasa al Gran Hermano electrónico.

5- Regnum hominis y hombres bestias

Bacon preveía un regnum hominis en el que el saber científico le daría al hombre el poder de dominar la naturaleza. Ya no tenemos un hombre que reina gracias a la tecnología inventada por él, sino más bien un hombre sometido a la tecnología. El inventor ha sido aplastado por sus inventos. En teoría política la solución la encontramos en postular que el elector es racional por definición. El defecto del argumento es que no hay racionalidad alguna en una elección que maximiza la utilidad percibida. Un elector racional es un elector que sabe elegir la utilidad bien entendida.

La desproporción entre el producto que se ofrece en la red y el usuario que lo debería consumir es colosal y peligrosa. Un aspecto ulterior de nuestro modo de ser y vivir es la creciente y omnipresente artificialización. En la edad digital nuestro quehacer se reduce a pulsar botones de un teclado. La hipermediatización nos priva de experiencias nuestras, experiencias de primera mano y nos deja a merced de experiencias de segunda mano. No hay libro ni representación que pueda hacer las veces de nuestro propio error. El hombre sólo puede reconocer el propio hacer.

Para Vico, nuestra sociedad esta pensada con gran imaginación como una sociedad de horribles bestias desprovistas de capacidad de reflexión pero dotadas de fuertes sentidos y enorme fantasía. El hombre del postpensamiento, incapaz de una reflexión abstracta y analítica, que cada vez mas balbucea ante la demostración lógica y la deducción racional, pero a la vez fortalecido en el sentido del ver y en el fantasear se parece mucho al hombre de hoy en día. Se le parece también en la credulidad y en la superstición. El progreso de la ciencia liberaría al hombre de las creencias irracionales. No obstante el hombre sigue creyendo porque no hay razón alguna para no creer.

6- La competencia no es un remedio

En la televisión más que en ningún otro medio es el productor el que produce al consumidor. Hay quienes creen que la televisión mejorará cuando de verdad haya un orden plural y competitivo estimulado por la concurrencia de las televisiones privadas. Según la teoría de la competencia, el consumidor debería castigar la deficiente producción de noticias, exactamente igual que castiga la deficiente producción de frigoríficos y de automóviles. Pero no sucede así.

Ocho de cada diez noticias son las mismas en todas las cadenas. Los supuestos competidores juegan sobre seguro; en lugar de diferenciarse se superponen. La competencia entre los medios de comunicación no produce beneficios concurrentes sino más bien un deterioro de los productos. Karl Popper ha escrito que una democracia no puede existir si no se controla la televisión. Pero no veo con claridad como puede controlarse la libertad de expresión. Es muy importante reaccionar protestando frontalmente contra la arrogancia y la charlatanería intelectual del negropontismo.

7- Racionalidad y postpensamiento

El contraste que estoy perfilando entre homo sapiens y homo insipiens no presupone idealización alguna del pasado. El homo insipiens siempre ha existido. Las autopistas de internet se abren cada vez más a las pequeñas locuras, a las extravagancias y a los extraviados. Así, aunque los pobres de mente y de espíritu han existido siempre, la diferencia es que en el pasado no contaban, mientras que hoy se encuentran, se multiplican y se potencian.

El hombre se ha reducido a ser pura relación, inmerso en el incesante flujo mediático. El gobierno de los sondeos, los referendos y la demagogia del directismo atribuyen los problemas a los políticos y la solución a la gente. En todo ello, la televisión agranda los problemas y prácticamente anula el pensamiento que los debería resolver. Esto propone una pérdida de pensamiento, una caída banal en la incapacidad de articular ideas claras y diferentes. Hemos fabricado, con los diplomas educativos, un proletariado intelectual sin ninguna consistencia intelectual. Los medios de comunicación son administrados por personas sin cultura. Y como las comunicaciones son un formidable instrumento de autopromoción han sido suficientes pocas décadas para crear el pensamiento insípido.

Actualmente, proliferan las mentes débiles. La televisión premia y promueve la extravagancia, el absurdo y la insensatez. De este modo refuerza y multiplica al homo insipiens. No es verdad que la pérdida de la cultura escrita está compensada por la adquisición de una cultura audio-visual. El hombre renuncia al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo. Cede ante el impulso inmediato, cálido, emotivamente envolvente. La cultura audio-visual es inculta y, por tanto, no es cultura. La costumbre consiste en llenar las aulas de televisores y procesadores. La escuela consolida al vídeo-niño en lugar de darle una alternativa. Sucede lo mismo con los periódicos: imitan y siguen a la televisión, aligerándose de contenidos serios. Y a quien me dice que estas acciones son retrógradas, le respondo: ¿y si por el contrario fueran vanguardistas?

1 comentario:

  1. Anónimo16.11.15

    Promedio 23 segundos en el 3x3 gracias a esto. +10 :D

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